jueves, 15 de mayo de 2008

Entrevisa a Rafael Chirbes


La mirada del genio

Las Colinas- Daniel Atienza.
Rafael acaba de presentar su último libro”Los viejos amigos”. La gente que le ha escuchado durante una hora y media, acude para que el propio autor le firme una copia de su novela. Yo, mientras, me siento a su lado, para preguntarle lo siguiente:

¿Qué se siente más “escritor” o “periodista”?
Yo periodista soy poco periodista; me he relacionado poco con la actualidad; he huido mucho de ella. Lo que hecho es trabajar en prensa estando en la mesa corrigiendo e investigando, pero la actualidad como tal me gusta solo por curiosidad; no me aportaría mucho escribir sobre ella.

¿Qué le aportó el premio “Cálamo” por su obra “Los viejos amigos”?
Me aportó una noche de copas con ellos e ir a cenar. La gente de allí de Zaragoza que organizó aquella gala de premios fue muy simpática.

¿Cómo se siente al saber que un título de una obra suya ha servido para dar nombre a una asociación de escritores?
Muy orgulloso y feliz, me gusta mucho, me emociona.

¿Si tuviera que elegir a un escritor entre “Max Aub” y “Galdós” con cual se quedaría?
Con los dos. Es como si tuvieras que elegir entre tu padre y tu madre. Galdós tiene una gran proyección. Llegan a ser lo mismo, por que son dos momentos de la literatura. Galdós es al siglo XIX, lo que Max aub para el XX. Pero ambos me han aportado mucho.
Sabemos que tiene obras ya escritas en su cajón ¿Para cuando la siguiente?
Pues cuando dios quiera; bueno ahora va a salir uno mío de ciudades, si.

¿Alguna anécdota que nos quiera contar sobre algún artículo, libro o ceremonia en la que usted haya colaborado?
Así muy especial nada. Conoces mucha gente. Trabajar en mi revista de gastronomía me ha permitido moverme mucho y estar en sitios y hoteles que en otras situaciones no me hubiera permitido visitar.

¿Nunca se ha planteado hacer una novela comercial?
Es que ni tan siquiera sé como se hacen. Pero es que no lo necesito, no me lo he llegado a plantear. Si me viera un poco necesitado, tal vez si; pero vamos como hoy en día lo único que me queda por pagar es mi coche, no creo que me vea obligado a escribir una obra comercial.

Tras responder con naturalidad a las preguntas, Rafael recoge su maletín. Con un aire de maestro, más que de profesor, termina de despedirse del público que aun sigue en la sala. Los años ya tiñen de ceniza su cabello, la misma ceniza que ha ido consumiendo en cada uno de sus cigarrillos. Un hombre que no escribe libros, sino que los libros le van escribiendo a él.

No hay comentarios: