martes, 6 de mayo de 2008

BENDITO PROGRESO

Madrid. Jessica Antolín Manzano

¡Qué bien se vive en un mundo avanzado y lleno de comodidades! Pero, ¿quién puede disfrutar de esto? Muchas son las desigualdades que hacen que este fenómeno no tenga sentido. ¿De qué sirve que en algunos países se viva en la ya llamara “era digital” si en otros aún no han llegado a la revolución industrial?

Qué bonito es vivir pendiente del móvil, disponer de un vehículo propio que te desplace de un sitio a otro, tener un hogar en el que gozar de una buena calefacción durante el invierno y un sinfín de cosas más que te garantizan un bienestar con el mínimo esfuerzo. Pero, ¿dónde se queda este estado de ensueño si nos vamos a ciertos lugares de África o de América latina? Mientras el “primer mundo”, se preocupa por tener buenas carreteras, segundas residencias en 1ª línea de playa, pasear en lanchas motoras y no dejar ni un solo centímetro de suelo libre, en otras partes del mundo, su mayor preocupación es encontrar algo de comer.

En tiempos pasados ya decían las abuelas que el progreso trae consigo el retroceso y tenían razón. En un mundo desigual, los que están sumidos en esa mejor calidad de vida, se están cargando el planeta, tanto para ellos como para los que apenas tienen una vida digna. Tanta fábrica, tubos de escape, edificios altos que emiten grandes cantidades de CO2, la tala de árboles y un largo etcétera, están contribuyendo a que la naturaleza se tome sus represalias y amenace con sequías, diluvios, días de verano en pleno invierno y al revés, es decir, un cambio climático en toda regla.

Parece que ahora se empieza a tomar algo de conciencia en el asunto, pero quizá sea ya demasiado tarde. Se debería de haber empezado antes. Debería haber exisitido una mayor preocupación por intentar terminar con las desigualdades entre distintos continentes para intentar erradicar la pobreza, en lugar de empeñarnos en tomar una aptitud egocéntrica y pensar sólo en nuestro propio bienestar.

¿Hubiera sido posible progresar todos juntos?Seguro que sí. Entonces, ¿por qué sólo lo han hecho unos pocos? Porque no les ha interesado a los de siempre. Todo el mundo sabe que se podía haber garantizado unas condiciones de vida digna para todos los seres los humanos. Pero la gente también es consciente de que la ambición de unos pocos, les hace no preocuparse por nada de estos asuntos y no les importa si para conseguir llegar al “mundo perfecto” donde el progreso es el principal protagonista, tienen que pisotear a los más débiles, quitándoles algo que la naturaleza les ha ofrecido, pero que no pueden desarrollarlo, porque donde hay hambre no existe otra preocupación.

¿Qué precio se está pagando por este tren de vida? Estrés causado por las prisas de este mundo, un cambio climático provocado por las innovaciones tecnológicas logradas y un mal humor, que impide mirar más allá de los propios intereses personales . La humanidad ha conseguido ser dueña y esclava del mundo en el que viven. Por eso, no hay que confiarse, porque el día menos pensado, la naturaleza mostrará su revancha final y no habrá nada que hacer frente a ella.

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